Desde hace un tiempo siento que voy con la lengua fuera a todos los lados, quizás por querer hacer más cosas de las debidas. Debido a mi espíritu inquieto y curioso, me cuesta decir que no a las cosas… y al final a veces ésto se vuelve contra mí porque me absorbe demasiada energía y no me deja penas tiempo libre , tiempo tan necesario para recargar las pilas o disfrutar plenamente de las cosas.
Es cierto que vivir en la capital de España no es el mejor lugar para practicar una vida slow, pero con los años cada vez soy más consciente de la importancia que tiene crear tu pequeño microcosmos, crear paréntesis de tiempo en la vida cotidiana donde poder relajarte, desarrollar tu creatividad, tus hobbies, …o no hacer nada! Que es bien sano si es en su justa medida.
Este año estoy agotada y acabo de hacer un parón para cogerme unos días libres precisamente para ello. Y ha sido estando en casa de mis padres, lejos de todo, donde me he dado cuenta de la importancia que tiene frenar; y es que a los dos días me han vuelto unas ganas inmensas de retomar hobbies que tenía aparcados, crear cosas con mis manos, me han surgido mil nuevas ideas frescas… me siento llena de vitalidad e ilusión de nuevo.
Y es que la mente tiene que desconectar!!!. Es el mal de la sociedad donde vivimos actualmente, asi que hay que ponerle freno si no quieres transformarte en una persona gris. NOOOOOOOOO!
Asi que este año, como buena amante de la vida slow, he decidido cambiar el chip, y enfocarme en disfrutar más de las cosas que hago: hacer MENOS pero MEJOR.
Como ya sabéis muchos trabajo en la industria de la moda por cuenta ajena para una gran empresa del fast Fashion, y el día a día es muy estresante y agotador. Los tiempos para sacer las colecciones son cada vez más reducidos y los medios de producción complicados, en la mayoría de las veces deslocalizados geográficamente. Eso te demanda mucha energía.
Por éste motivo me gusta dedicar parte de mi tiempo libre a dar clases de costura creativa y diseño de moda a niños y adolescentes, pero eso sí, intento hacerlo con un enfoque diferente, ¡todo lo contrario al fast Fashion!. Quiero que sea un espacio de relax donde se disfrute el proceso de crear una una colección en todos sus procesos : diseño con tiempo para investigar, patronaje y corte, costura a mano y a máquina, …..experimentar técnicas incluso estampar manualmente y haciendo tintes caseros, en definitiva, creando cosas más personalizadas y creativas, y sobre todo añadiéndoles valor y sembrando la curiosidad en sus cabecitas, para que el dia de mañana sean personas inquietas, que se hagan preguntas e investiguen….
También me gustaría transmitirles en mis clases unos valores, y una forma de consumo responsable y consciente, que aprendan a valorar las técnicas artesanales que se están perdiendo, que aprendan a trabajar con sus manos y a avalorar el tiempo que lleva cada cosa, sus procesos….. enseñarles otro modo de consumir, la importancia de valorar las cosas, que aprendan que reciclarlas y transformarlas también es posible (no sólo está la posibilidad de comprar cosas nuevas y tirarlas para seguir comprando más y más).
En fin, creo que debemos cambiar el mundo desde lo cotidiano, poniendo en práctica pequeños cambios que están a nuestro alcance, en el día a día, y educando desde la infancia, educando en valores para crear otro modo de vida alternativo y saludable, y en definitiva, más humano.
Nosotras queremos poner nuestro granito de arena desde esta filosofía.
A por un nuevo año lleno de retos e ilusiones!!!!!